viernes, 22 de mayo de 2020

El email

Hola querid@ ,

Te escribo desde un lugar lejano y recóndito. Vine aquí a vivir aventuras y me encontré casado y con cuatro niños. El trabajo me tiene maniatado y , cuando llegó a casa, ni siquiera me quedan fuerzas para hacerle el amor a mi mujer. Hace tiempo que sé que me engaña. Si es que se le puede llamar engaño.

Ante sus ausencias, cada vez más frecuentes , decidí dejar de lado mis ataduras conyugales y vivir la vida. Hacía un par de semanas que una chica rusa me mandó un correo y decidí responder. Siempre me he reído de esos feos y gordos que van de la mano de chicas despampanantes. De esos que parece que paseando las virtudes de sus novias esconden sus miserias propias. Y siempre he detestado la gente que se aprovechaba de la miseria ajena para su propio beneficio. Ahora era yo el que buscaba tener un devaneo sexual con María , jaquetona tremenda, de metro ochenta , piel lechosa, ojos verdes , labios carnosos y melena rubia que caía hasta allá donde la espalda pierde su digno nombre.  Ahora era yo el cornudo barrigón al que el pelo le raleaba más rápido de lo que le salían canas. Y ahora era yo el que estaba deseando pasear a María delante de todos mis conocidos.  Aunque, bien sabía que ella solo buscaba una vida mejor lejos de la pobreza de su pequeño pueblo, perdido en mitad de la nada. Eso me daba igual. Quería engañarlos a todos, quería esconder mis miserias.

Maria se ganó un lugar en mi vida, los correos fluían , me resultaba simpática , agradable y su facilidad para aprender el castellano me dejó pasmado. Un día hablamos por teléfono y eso lo cambio todo. Ella quería venir. No aguantaba más y me pedía abandonar a mi familia y traerla aquí. Yo le expliqué que no era tan sencillo. Quedamos en que vendría de visita , nos conoceríamos e iríamos paso a paso.  Había un problema: ella no tenía dinero para pagarse el billete.

Yo, querid@ amig@, cómo bien sabes , siempre he sido un hombre precavido y , a pesar de que es difícil hacerlo cuando tienes cuatro hijos, había conseguido ahorrar algo de dinero. Suficiente para pagarle el billete de avión (ida y vuelta ) , los trámites aduaneros necesarios y una estancia en un bonito hotel convenientemente situado cerca de mi casa, en mi ciudad. Así mis escapaditas serían más fáciles.

Maria me pasó su cuenta de banco el diez de Marzo, el vuelo era el catorce. María cogió el vuelo en Moscú. El vuelo duraba catorce horas. Cuando llegó aquí le realizaron un escáner de temperatura y pareció tener fiebre. Fue aislada en un ala médica del aeropuerto y le concedieron hacer una llamada.  Llamó a casa. Con el descoloque horario no tuvo en cuenta la hora local. Yo estaba trabajando, mi mujer en casa con los niños y la cuarentena recién comenzada.

Todo esto lo supe por una nota que me dejó mi mujer sobre la mesa. Cuando llegué a casa se había ido ya con su querido, poniendo, de facto, fin a nuestro matrimonio guión farsa. Yo me quedé con cuatro niños que alimentar y aguantar durante, a priori, cuarenta días. Nunca pude contactar con María. Su correo estaba offline. No tenía su teléfono. Nada.

Seguí yendo a trabajar una semana más. Ese viernes me echaron. Al poco leí en el periódico que había muerto una persona de las que iba a bordo del avión, procedencia Moscú, que había sido puesto en cuarentena . Yo me había comido la cabeza desde el principio con la muy alta posibilidad de que Maria fuese un fraude. De que todo eso de venir a visitarme fuese una treta para sacarme el dinero. Ahora esa posibilidad se entrelazaba con la de que estuviese muerta. Fifty fity. Que más da.

El otro día mi tercer hijo enfermó. Tosía sin parar y le subió la fiebre una barbaridad. Al llamar al servicio médico me aseguraron que sólo podían hacerle el test pero que no podrían tratarlo por no estar cubierto por ningún seguro. Yo perdí el seguro al perder el empleo. El poco dinero que tenía ahorrado lo perdí en María. No tenía manera de tratarlo. No tenía dinero ni para comprar medicinas.

Es por eso que te escribo. La cuarentena es un momento para darse cuenta de lo que realmente importa. Mi hijo dio positivo por Covid esta mañana . Posiblemente sus hermanos estén también enfermos. Mi mujer me abandonó, me echaron del trabajo y yo me he dado cuenta de que mis hijos lo son todo para mí. Necesito que alguien me eche una mano. Y, tú me conoces , no me gusta pedir ayuda y menos económica pero no me queda otra.

Por favor ayúdame. Creo que, aunque he cometido errores, tremendos errores , todos merecemos una segunda oportunidad. Tú, querid@ amig@, te puedes convertir en mi ángel de la guarda y , lo que es más importante, en el de mis hijos. Ni que decir tiene que, tan pronto como esto pase, recupere mi trabajo y levante la cabeza un poco, te pagaré la deuda que ahora mismo estoy contrayendo contigo.

Cómo sabes el envío de dinero entre nuestros dos países está sujeto a impuestos de distinto tipo e incluso puede ser arbitrariamente confiscado por las autoridades así que no queda otra más que hacer un envío de Bit Coins. Debajo dejo mi cuenta. por favor , ten en cuenta que el futuro de cuatro inocentes criaturas depende de ti.

Deberás copiar y pegar esta dirección y eliminar los***

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Muchas gracias .

Llueve ahí fuera

 La luz es gris desde hace tres días. No hay sol. No se deja ver. Tengo la sensación de estar atrapado en una prisión de la que no puedo sal...