jueves, 23 de abril de 2020

Matar al dragón

Te guste o no te despiertas cada mañana en el mundo exterior, y sí, tienes que esforzarte por vivir. Que tediosa familiaridad tiene todo, cada día se repite la misma historia.

En cambio en el mundo interior no existe el trabajo ni la monotonía. Debería ser placentero, en cambio cuesta quedarse ¿Por qué? Será que ahí estás solo. ¿Estás solo? Estás solo. ¿Y en el exterior? En el exterior ni los más apretados amantes lograron hacerse uno. A la hora de la verdad, murieron solos, ni el Cristo, ni los mártires, todos, a la hora de la verdad, solos.

Pinta negro, mejor ir entrenando y bucear.

Entras discretamente en la pecera de la conciencia. No solo te sientes solo es incluso peor, te asaltan pensamientos, te turbian sensaciones, miedos pasados, tu cuerpo es una turbina química de inseguridades. Ansías algo sólido donde agarrarte, un centro. ¿Hay centro? ¿Donde está la eternidad junta a una flor de la que te habló el Maestro?. No la encuentras, y te asustas. Te escondes pero el miedo te encuentra en tu pequeño escondrijo. No hay donde esconderse. Quieres correr, pero no hay donde correr. Si no hay centro, ¿hacía donde piensas dirigirte? Te hundes en el barro. 

Al día siguiente estás fuerte, inspirado, sabes por el Manual y la intuición que esa pecera también es un mar de paz y tranquilidad. Quieres esa fuente, ansias esa fuente. Estas relajado, respiras... tienes el control. Es más de lo que nunca tuviste (de lo que nunca tendrás).  ... uno, dos tres, vuelves a caer. ¡¡Damn!! Que perverso juego este de controlar o ser controlado. Que fácil sería desear y obtener lo deseado. Vuelves a leer el Manual. Ahora mejor (que bueno es este manual). Te concentras en solo observar como si no estuvieses ahí, como si no fuese contigo, miras las nubes de la conciencia, te distancias, lo practicas, aguantas, respiras... uno, dos, tres ¡¡damn!! Para abajo, demasiadas cadenas para andar por el barro. Golpeas al manual. Es demasiado. Sales al exterior. Seguro que hay cosas más importantes que hacer en el mundo de las diez mil cosas. 

Hoy  te sientes derrotado, no crees tener los recursos ni inteligencia para sentirte al mando del barco. Te dejas caer, y te das cuenta que más que subir a la montaña, sale mejor dejarse caer como hacen los ríos, sin esfuerzo alguno, deshaciéndote en el horizonte vas desapareciendo... pronto descubres que en ese mar abisal de la conciencia estuvieron Blake, Bach y Tesla... Inspiración. El mismo aire que exhaló San Juan ahora inhalas tú. Comunión. Aquí se labró el autorretrato de Cezanne, esté atomo le sostenía el pulso a Miguel Ángel.... Sientes la rueda de la vida... te olvidas de ti... de todos. La rueda. Ni rueda queda. Espera, lo estás consiguiendo, estás conectado, ¿a qué? Si no estás tú, ¿Quien está ? ¿de quien es esta voz que narra? Dejas las preguntas...

Estás tan bien... lo has encontrado,

y aún así,

¿Por qué vuelves?


-Alamein-

Locura en la Calle San José


El hijo de puta del perro negro.
Horario: entre 13:00 y 14:00
WOOF! WOOF! WOOF! WOOF! Toca abrir la ventana otra vez para que se metan Kahlo y Polly. El perro negro cumple con su rutina. Nemo, Diego Rivera y Garfield buscan refugio en la iglesia. No si el perro negro podría contra los 5 gatos. Lo dudo. Son albaicineros, de toda la vida. Sé que mientras todo esto pasa el vecino está fumando al lado del Ábaco. WOOF! WOOF! WOOF! Dice que lo está entrenando, que no pasa nada, a pesar de tener la correa en su mano. Y si no, usa el collar eléctrico para perros. Hijo de puta. Así todos los días.

La loca de la ventana.
Horario: entre 16:30 y 18:00.
Con su móvil, por la ventana, adentro de su casa. Parece que se ha cansado de estar dentro y ahora sale. Grita y grita. ¿Con quién hablará? Siempre de mal humor. Todos los días. Hoy incluso llegué a escuchar a la persona que estaba al otro lado de la llamada. Si la escucho yo, no me quiero imaginar sus vecinos. Así todos los días.

Jesús el esquizofrénico (“esquizo” para los del barrio).
Horario: entre 1:00 y 1:30.
Concierto nocturno desde la ventana. Hace dos días decidió adelantarse una hora y saludar a sus fans desde donde caminamos los mortales: la calle, al pie del alminar, con un cuchillo. La noble vecina domadora de esquizofrénicos logro convencerlo de subir a casa y callarse justo antes de que llegara la policía. Desde ese día no lo escucho. Habrá vuelto a las pastillas mágicas. Así todas las noches... menos las últimas dos.


Día 41. ¿Cuál será mi horario en unos días?

empatia portami via


... DÍA ni siquiera recuerdo cuál DE LA CUARENTENA:
No hago insta stories
No tengo tiktok
No he aceptado ningún reto en Facebook
No hice pasteles ni comida compulsivamente publicada en las rrss
Nunca me he quejado de no salir a pasear perros que no tengo
No me convertí en víctima porque vivo a 2300 km de casa y sola
No he llenado la celda de otras personas con cadenas, videos inútiles, noticias falsas y audio que duran al menos 7 minutos
No salí ni para cantar ni para aplaudir al balcon
No he contactado a aquellos que llevo al menos 10 años sin saber de ellos solo por aburrimiento o para hablar sobre covid-19
No tengo televisor
No tengo tinder
No hice tutoriales innecesarios ni jugué con papel higiénico ...

En caso de duda, sigo meditando, uso las redes sociales al mínimo, canto en la ducha y hago lo que estaba haciendo incluso antes de esta absurda aventura: ¡NO TOCAR LOS HUEVOS A LOS DEMÁS SOLO POR QUÉ TE DA LA GANA!

Leggera come una libellula!

... hablando por teléfono con mis padres
el horno abierto esperando recibir una buena focaccia
para disfrutar luego con una copa de vino tinto
de repente la luz se corta
Me doy la vuelta
No recuerdo el horno abierto
y con la elegancia de un elefante en una tienda de cristal
Caigo con todos mis buenos kg
que ni siquiera el cirque du soleil!
Puerta del horno rota ...o casi
Antiguas blasfemias en mi maravilloso dialecto
el vecino me llama desde la ventana
temiendo que algo muy pesado se hubiera roto
(¿Tal vez estaba hablando de mi lindo trasero?)
pero la focaccia tenia que ser cocinada ...
finalmente después de varios intentos
y una bolsa de hielo en la rodilla
no solo disfruto mi deliciosa cena
pero brindo a quien arregla las cosas sola
¡Y es tan elegante como una libélula!

Lockdown love stories

Entro en el Mercadona
tu detrás de mi
Te miro
Me miras
Una mascarilla oculta tu boca
Pero los ojos negros aun no
"Mirada andaluza: lo mejor que te puede pasar un día tan gris como hoy" pienso yo
Nos perdimos donde está el pan
Te encuentro a las caja después de 40 minutos
"Casualidad bendida" sigo pensando
No tienes mas la mascarilla...raro.
No me parece tan listo quitarsela en un supermecado.
Durante una pandemia.
Me miras y me sonríes.
Te faltan 3 dientes.
Se acabó el amor at first sight.
pero me quedé con el helado al chocolate!

Llueve ahí fuera

 La luz es gris desde hace tres días. No hay sol. No se deja ver. Tengo la sensación de estar atrapado en una prisión de la que no puedo sal...