viernes, 1 de mayo de 2020

La cuarentena se ha convertido en algo así como el día de la marmota: todos los días empiezan igual, todos los días te levantas con el hastío de que otra vez es lo mismo de ayer y anteayer y el día anterior... Con la diferencia de que no puedes hacer lo que te venga en gana porque las consecuencias de tus actos sí que perduran. NOT FAIR

Infectada 289/k

La hora de la siesta no es la hora de escribir

El otro día vi "Matrix". Hace poco leí " La insoportable levedad del ser ". Ambos versan, en cierto modo, de lo mismo: como las decisiones, en apariencia más irrelevantes, nos guían paso a paso hacia nuestro destino, hacia nuestra realidad. Y como, a la vez, esa realidad es sumamente subjetiva.

Igualmente, la necesidad de volver a atrás, de cuestionarse nuestras decisiones, se plantea imperativa a la par que fútil. De que nos sirve plantearnos por qué tomamos cierta decisión si no va a cambiar nada en nuestra realidad. En cierto modo esto nos lleva al pragmatismo más absoluto. Hay que hacer cosas, hay que hacerlas bien. No hay que cuestionarse por qué las hacemos sino, mas bien, para qué.

Llueve ahí fuera

 La luz es gris desde hace tres días. No hay sol. No se deja ver. Tengo la sensación de estar atrapado en una prisión de la que no puedo sal...