lunes, 23 de marzo de 2020

Bajar a por un cartón de leche

Voy a contar la "TaleOfQuarantine" que me acaba de pasar. Por mantener vivo el blog y porque puede resultar interesante en algún psicótico sentido.

Necesitaba leche de soja y arena para gatos. La arena para gatos era urgente. Así que he bajado al Carrefour de Gran Vía, el pequeñito. Estando ya ahí me ha dado vergüenza coger sólo dos cosas y que pensaran que era una cuentista. Así que me he puesto a vagabundear por la tienda mirándolo todo, buscando qué más comprar para cubrir mi coartada.

Poco a poco me he ido cargando de cosas tales como: unas tortitas de arroz con chocolate, una lata de mejillones, un ramen de ese instantaneo guarrufo, una bolsa de almendras...  Productos todos de "primera necesidad", claro, con lo que ya he empezado a generar desconfianza en los dos dependientes y dos señoras que estaban ahí. - Huelga decir que las señoras venían cada una por separao, como manda el reglamento.-

Yo ya empezaba a notar que me miraban de reojillo, juzgando mi abuso del tiempo en un espacio público (esto todo mi interpretación de la realidad, por supuesto). Así que para no levantar más sospechas he decidido coger la arena e irme. Fuck. No había arena.

¿Qué hago? ¿Pago esto aquí y me voy al Carrefour de Trinidad? Pero si voy al otro con compra de éste metida en la bolsa, quizá se piensen que les estoy robando...

Nota: Sólo en Mercadona y en Carrefour tienen leche de soja sin fructosa. El Mercadona es mala idea en los tiempos que corren, así que la única opción era ir a otro Carrefour. 

Mejor dejar aquí las cosas y comprarlo todo directamente en el otro....

Bueno, bueno, bueno. En qué hora. Yo, que llevo 10 minutos paseándome por la tienda incomodando al resto con mi innecesaria presencia, encima tengo la desfachatez de volver a dejar en su estanteria los productos que había cogido y llevado un buen rato en mis manos. Sin guantes.

Mientras andaba por la tienda recolocando en su sitio cada cosa, juro que me he sentido Cersey Lannister en su Walk of Shame. Aunque la vergüenza me impedía levantar la vista y verles las caras, notaba varias miradas de reprobación y juicio sobre mí, "qué cojones haces volviendo a dejar las cosas que ya has tocado, sucia, nos vas a infectar a todos". Qué "chao" más seco e hiriente me ha dedicado la dependienta cuando he salido. Me han entrado hasta ganas de llorar.

Todo esto, repito, es mi historia, cómo YO he vivido esta situación. Mi interpretación es consecuencia de MIS juicios, y me estoy volviendo muy susceptible creo. Quizá por el aislamiento.

Y sí, en el fondo sé que no debería haber salido de casa por un cartón de leche. Pero la arena de gatos era urgente. En serio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Llueve ahí fuera

 La luz es gris desde hace tres días. No hay sol. No se deja ver. Tengo la sensación de estar atrapado en una prisión de la que no puedo sal...