jueves, 19 de marzo de 2020

GRACIAS

Por fin había comprendido a nivel experiencial (y no meramente teórico) que la felicidad, la verdadera FELICIDAD no está sino dentro. Que nunca vamos a encontrarla en ningún otro sitio. Y que de hecho lo de fuera, donde siempre la buscamos tozudamente, no hace más que distraernos de encontrarla y alejarnos de ella.

Aprendí que hay que parar, mirar hacia dentro y limpiar. LIMPIAR LIMPIAR y LIMPIAR. Deshacernos de la turbiedad acumulada con los años. Entonces, y sólo entonces, la luz podrá emerger e inundar nuestra mente y estaremos conectados con nuestro verdadero ser. Y lo sé porque lo he vivido.
Lo de fuera no importa. Lo de fuera sólo distrae.

Y de repente, la vida me viene con nuevas circunstancias, lo de fuera cambia por completo y se suspenden todas las distracciones cotidianas. ¿Y qué hago yo? Me angustio, genero sufrimiento: "Ay, que será de mí sin mis distracciones cotidianas, ay que sola me siento, ¡ay! esto yo no lo quería ni me lo esperaba..."

Claro que no lo quería ni me lo esperaba. De otro modo la lección no estaría completa.

GRACIAS VIDA

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