Llevo ya unos días encerrado. Me ha salvado el hecho de estar rodeado de gente y la rutina diaria.
Me suena el despertador, mi madre asoma la cabeza por la puerta:
-¿ Como estás hijo ?
Sin darme tiempo a responder alguien grita: "¡El desayuno esta listo!". Y salto de la cama. En el salón están todos, estáis todos, sentados en la mesa, en el suelo, de pie, mirando el móvil, hablando. Saludo ¿todo bien ? No recuerdo con quien habló un rato, nos reímos. Leo, juego al ordenador . El ruido del salón no llega aquí.
Me pregunto qué estarás haciendo , no he hablado hoy contigo. No estás en el salón, ni en la cocina, pero al cabo de un rato te encuentro. Hablamos en la terraza y en el jardín. Todo bien. Qué bonita eres. No me gusta esa tos. Cuídate.
Se me acaba el día y no he hecho nada. Hago algo de deporte y ceno en el salón. Ahí están todos. Todos bien. Nos resumimos el día, comentamos las novedades de la tele, el presi, el rey. La muerte asoma la cabeza por la puerta con su guadaña.
-¿ Quien te ha dejado entrar?- no alcanzo a ver quien lo grita. Pero alguien conversa con ella airado bajo el quicio de la puerta.
- Somos jóvenes y estamos sanos , anda vete.
La muerte obedece y se va , sim hacer ni un ruido, tal y como vino.
Se va haciendo tarde y me caigo de sueño. Ultim conversacion del día, buenas noches y a dormir.
A la mañana siguiente no hay despertador, el sol está bien alto, mi madre no está, nadie ha preparado el desayuno. No hay nadie en el salón. Solo se oye el zumbar del frigo. Tu no estás en la terraza , ni en el jardín. Estoy solo , estoy en cuarentena estoy ¿Contagiado?
No , mierda , simplemente se me olvido cargar el móvil
Hace mucho tiempo , en un país lejano , comenzó un virus a comerse los rostros de la gente . Nadie sabía cúal era la causa, de dónde venía el virus , ni cúal era la cura . Al poco tiempo el virus mutó y se comió también las manos de la gente . Ante la vergüenza de verse mutilados , los habitantes de aquel lejano país empezaron a confinarse en casa. Temían salir a la calle. Ansiaban que llegase la tan esperada cura que les devolviese manos y caras y mientras tanto escribieron este diario.
jueves, 19 de marzo de 2020
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