Un día Beppo, el barrendero, le dijo:
"Mira, Momo, la cosa es así: A veces, cuando tienes una calle muy larga por delante, piensas lo terriblemente larga que es y te sientes seguro de que nunca la barrerás. Y luego empiezas a darte prisa. Trabajas cada vez más rápido y cada vez que levantas la mirada parece que te queda la misma cantidad de calle por barrer como antes, y te esfuerzas aún más, y te asustas, y al final te quedas sin aliento y tienes que parar. Y aun así la calle se extiende frente a ti. Esa no es la forma de hacerlo.
Nunca debes pensar en toda la calle a la vez, ¿entiendes? Sólo debes concentrarte en el siguiente paso, el siguiente aliento, el siguiente golpe de la escoba, y el siguiente y el siguiente. Nada más.
De esa manera, disfrutas de tu trabajo, lo cual es importante, porque entonces haces un buen trabajo. Y así es como debe ser.
Y de repente, antes de que te des cuenta, descubres que barriste toda la calle, poco a poco. Además, no estás sin aliento. Eso también es importante."
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